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Las Siete Palabras de María

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Desde luego María es puente y meditación de la comunicación de Dios al hombre: Por ella nos vino a Cristo. María fue la publicidad de Dios, de un Dios que se nos da a través de lo sencillo, de lo pobre, lo que no huele a poder. De ella nos dicen los evangelios algunos datos biográficos. Era de la estirpe de David y estaba emparentada con la casa sacerdotal de Zacarías. Son sus orígenes y parentesco conocidos.

En Nazaret se comprometió esponsalmente con José. También en Nazaret recibió el mensaje del ángel y concibió a su hijo Jesús. Después cruzó Palestina de norte a sur para visitar y socorrer a su pariente Isabel. Peregrinó de nuevo a Belén a causa del censo, y allí dio a luz a su Hijo.

Después se fue desterrada junto con José y el Niño hasta Egipto. Regresó más tarde a Nazaret y permaneció allí  la mayor parte de su vida. 

Participaba de la vida religiosa  del pueblo, como se nos refiere a través de la presentación y circuncisión del Niño y de la peregrinación al Templo de Jerusalén. Y llevaba una vida sencilla y normal de trabajo, pobreza y de entrega a la voluntad de Dios. Después aparece en tres momentos importantes: en el primer signo milagroso realizado por Jesús en las bodas de Caná; a la hora de la Cruz ante el Hijo agonizante en que él nos la da por madre (principio y fin de la vida pública de Jesús) y aparece también como iglesia inicial entre la comunidad post-pascual de los discípulos reunidos en oración, después de la ascensión  de Cristo. Y pocos datos más dan los evangelios sobre la vida de María.

Pero con estos datos se nos dan, al menos en parte, la personalidad de María, su ser y su hacer….

Aparece en primer lugar en la Anunciación, como una mujer cristiana. Lo primero que conocemos de ella es una pregunta. Es alguien consciente  y responsable de su vida. Antes de aceptar la voluntad de Dios quiere saber si esa es la voluntad de Dios. Una vez que la conoce, la acepta total y agradecidamente. ES UNA MUJER COMPROMETIDA CON DIOS. Se pone en sus manos para realizar cabalmente los proyectos de Dios.

Y es así una mujer libre. En su vida no hay ídolos, no se somete a ellos ni a nadie. Ni a la pasión, ni al miedo, ni al qué dirán las vecinas de Nazaret. Y es por comprometida con Dios, una mujer comprometida con el prójimo necesitado. Por ello es capaz de arriesgarse a un viaje largo y peligroso hasta Judea, para prestar ayuda a su pariente Isabel. Y es una mujer despojada. Arranca de Nazaret por la orden del censo, criticada con seguridad a causa de su embarazo prematuro por el vecindario, desterrada de Egipto por la represión política de Herodes. Y al final, para consumar el despojo, es violentamente privada del prestigiado hijo. Terminará recogida por alguien ajeno a la familia según la sangre, por el discípulo predilecto…. Es un a mujer pendiente de los demás, actuante para resolver sus necesidades.

En Cana ella advierte la necesidad y el problema de los novios. No tenía obligación de intervenir, sólo la obligación del amor que es la más grande, porque está liberada de su “ego”, porque no se siente el centro de sí y de todo puede captar con mirada amorosa las necesidades ajenas.  Así lo hace, y sale a su encuentro con la acción. Toma iniciativas para poner remedio. No se queda en la teoría de las lamentaciones sobre el sufrimiento ajeno, actúa y busca los medios adecuados para ser amorosamente eficaz. Y es, desde luego, una mujer fuerte. Ante su Hijo agonizante, allí está ella, de pié, sin desmayos ni quejumbres, recia. Es el momento más trágico, el más doloroso. Calla, acepta y ofrece, porque es una mujer ORANTE.

El magníficat es acción de gracias y petición por los pobres. Es su oración. Está también en el Templo. Y durante su vida “conserva en su corazón” las palabras, los incidentes y las curiosidades de los proyectos de Dios.

Crítica y libre, personalmente comprometida con Dios y con sus proyectos y con el prójimo, mujer despojada y sufrida, volcada y actuante sobre las necesidades ajenas, mujer fuerte, mujer de oración que canta al Dios que hace maravillas por los pobres, y, desde luego, mujer virginal y madre….. . Estos son algunos de los datos que sobre ella nos ofrecen los evangelios.

Pues bien, alguien se ha puesto a pensar alguna vez, en las siete palabras de María?

En mi vida sacerdotal he encontrado en ella a mi MADRE, a una madre, llena de amor, de dulzura, de ternura para con sus hijos, siempre quiere lo mejor para ellos a costa de su propia vida, y es allí donde he podido descubrir siete frases que podríamos llamar: “las siete palabras de María”.

1-      Cómo será esto puesto que yo no conozco varón?

Ya lo dijimos: su primera palabra es una pregunta. La pregunta de una mujer conciente y crítica que quiere discernir. Ante los planes fantásticos del ángel, María, mujer práctica, pregunta cómo? El cómo es lo más importante de qué: Aquí también “los medios son el mensaje”. Y desde este momento y a lo largo de la vida de Jesús, el cómo, los medios, la manera, serán parte integral y anunciadora del qué del mensaje. No es cuestión únicamente de hacer lo que él hizo, sino de hacerlo a su manera y no a la manera del mundo.

María pregunta por el cómo, seguramente que los cristianos deberíamos recuperar continua y críticamente esta pregunta, prácticamente tan olvidada de María.

2-      He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según  tu Palabra.

María ha reconocido el modo de Dios. Ahora se entrega totalmente. Como esclava, sin reservas. Se compromete con la promesa y con su manera de realizarse. Pero antes y, sobre todo, se compromete con Dios; he aquí la esclava del Señor. Y por eso que se cumplan en mí según tu Palabra. Primero se compromete con el Dios de los proyectos, después y consecuentemente con los proyectos de Dios. Primero es la relación, la entrega de Dios; después la realización de esa entrega realizando los planes de Dios. Cómo darse al reino de Dios sin antes darse al Dios del Reino?

3-      El saludo a Isabel

Es el saludo al desierto que florece por obra de Dios, al pobre socorrido por el Señor, a la estéril Isabel que al fin a concebido “porque para Dios nada es imposible”. Es el reconocimiento de la  iniciativa del Dios de la Promesa.

Y es el saludo a la humanidad  esperanzada y en cinta de Dios que se llena del espíritu y en cuyo vientre rebulle la esperanza ante el Prometido, envuelto aún en María. Es su Aceptación agradecida ante las maravillas de Dios, ante el desierto convertido en vergel. Es también la comprobación de la prueba dada por el Ángel a María. No es saludo de quien pasa de largo sin detenerse, sino de quien se queda a ayudarnos con su compañía y con sus cuidados, de quien quiere lo mejor para sus hermanos, sin esperar recompensa, de la mujer que me es capaz de decir: “ánimo, confiad en Dios, El está con nosotros….

4-      Mi alma engrandece al Señor…

El Magníficat. El himno de los desheredados de la tierra. Los ojos vueltos a Dios y los ojos puestos en los pobres. Es el radicalismo de la gratitud, de quien sabe que todo viene de Dios y de quien vive de esa labor. Y es el radicalismo agradecido de quien se sabe pobre, representante de los pobres, ante el Defensor de los pobres y canta las maravillas de Dios. Es la oración de la mujer María, orante que habla con Dios y atrae en sus palabras las circunstancias y sufrimientos de la tierra. Y es la apuesta de la fe que vence al mundo, de la solidaridad de Dios con el pobre que nos mete en su misma solidaridad, la esperanza del “siervo de Israel”. La canción de los humildes de quienes aceptan los dones de Dios: “El Señor hizo en mí maravillas”. Es la canción de la mujer agradecida, el canto de los pobres de Yahvé.

5-      Hijo, por qué nos has hecho esto? Mira que tu Padre y yo te buscamos angustiados.

Una palabra desnudamente humana ante el hijo adolescente que comienza a manifestar su propia personalidad y sus propias decisiones. Todo crecimiento supone de alguna forma separación  y desgarradora. El nacimiento es su principio. Pronunciar más tarde “yo”, es entrar en la experiencia de la singularidad,  pero es también distinguirse y separarlo del “nosotros”. Hacer una decisión propia es referirse a la conciencia personal como centro de actuación. Eso es también la independencia con respecto al otro. Pero si el otro tiene la amorosa obligación de ampararnos, nuestra decisión es origen de angustia para él. “Te buscamos angustiados”. Es la preocupación paterna ante los caminos propios de los hijos. Pocas páginas evangélicas de tanta hondura psicológica sobre el proceso humano de Jesús y sobre el proceso humano de María.., es la pregunta de una madre más angustiada que ofendida. La pregunta de la humanísima María que debe inquirir y buscar pues no tiene revelaciones especiales sobre el Hijo y su misión. Y después de su respuesta, ella “guarda todas estas cosas en su corazón”. Las acoge, las respeta y las ora.

6-      No tienen vino. Estamos en Caná de Galilea, es una Boda, es día de fiesta.

María está presente en esta fiesta. También Jesús y sus discípulos. Pero sucede algo anormal: la bebida se ha terminado antes de tiempo. Dos novios, la familia invitadora, están necesitados de más vino para ofrecer a los invitados. María, mujer que acaso ayudaba a servirlo se ha dado cuenta de ello.

Puedo decir “no es mi problema” (como muchas veces decimos frente a los problemas de los otros, a mí qué, que se las arreglen como puedan…). Pero no, María no es de esa clase de gente. El amor todo lo complica deliciosamente y hace que los problemas ajenos sean los nuestros. Y María toma iniciativas, encara el problema de una manera tan personal y,  activa, se empeña en resolverlo.

Y acude a su Hijo. El amor acrecienta la confiada esperanza. “No tienen vino”. Míralos: no tienen vino. Están necesitados. Son estos novios amigos. Te ruego por ellos. Es la humanidad pobre, sedienta, necesitada. No tienen vino.

Están resecos. Sólo tienen agua. Es la fiesta de la humanidad, sus bodas. Adelanta tu hora y ayúdalos… Hoy también la humanidad vive reseca, falta el agua de la vida, la que nos prepara para la Eternidad, y por qué falta? Porque no hay corazones abonados, donde la Palabra germine hay corazones, endiosados por el poder, el lucro, la envidia, el odio y la autosuficiencia. Hoy también María Santísima, grita con angustia, a los hombres de hoy: Acudan a El, él los ayudará, no tengan miedo, pidan y recibirán, pero pidan con fe.

7-      Haced lo que El os diga.

Primero fue la petición al Hijo a favor de los que se casaban y estaban necesitados. Ahora es un ruego a los sirvientes para que colaboren con el Hijo a fin de remediar el problema. Primero es un ruego al Hijo por la humanidad, por todos los hombres que somos necesitados; después es un ruego a los hombres para que aceptemos y colaboremos con la salvación que ofrece su Hijo, para todos, los que son fieles y para los infieles, que dudan en El.

He aquí el resumen de María en relación con su Hijo y en relación con nosotros. A él un ruego, una oración, una intercesión por los que no tenemos vino. A nosotros un ruego imperativo, un mandato suplicando: Haced lo que El os diga.

Fijaos en él, confiadle la vida, empeñaos en su seguimiento, haced lo que El os diga. Es el deseo y mandato de María.

La última palabra suya que recoge el evangelio. Es su testamento para nosotros, su voluntad; que hagamos lo que Cristo nos dice…

Son los hechos y las palabras, los rasgos y el sentido de este acontecimiento. Persona de ternura y reciedumbre que es María. Así nos lo transmiten los evangelios. Jesús nos la dio por Madre.

Y nos dio a ella por hijos. Serlo significa conocerla, amarla, imitarla y cumplir el único mandato que nos da:

“Hagan lo que El les diga”.