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Señor...Gracias por el don de la libertad.

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Luchemos por hacer cada día de la libertad, un servicio en la responsabilidad y la justicia, Amén.

“Cuando celebrábamos el Día Nacional del Recluso, mejor, de la persona interna en las cárceles, dediqué unos minutos en profundo silencio, y traté de pasar imágenes por mi mente de lo que he conocido en algunas cárceles, ya por mi trabajo de convivencia, desarme o nivelación de la primaria, y hubo un momento en el cual sentí la necesidad de gritar y bendecir, bendecir a Dios Padre, por sentirme libre, libre en la libertad de Cristo, sin barrotes, cadenas, estructuras, sin grillos, etc.
Pero también sentí tristeza, al pensar en los miles de hermanos y hermanas, que están privados de su libertad material, más no de su libertad espiritual. Privados de su libertad, porque están pagando el delito cometido. Otros injustamente allí, sin saber cuándo y porqué. La justicia es tan injusta, para luego, después de algunos días, o meses, u años, recibir una sentencia absolutoria que diga: “Declarado inocente, no se encontró mérito para seguir la investigación”.

Quiero pedirte de todo corazón, por todos los hermanos y hermanas, que se encuentran en las cárceles del país. Imploro para ellos, Señor, tu bendición, tu fuerza, tu amor. Ellos sufren Señor, Tú lo sabes, el frío de una celda, la comida muchas veces mal preparada, el trato deshumanizado que muchos reciben, sólo porque un día se dejaron llevar por la tentación. Las miradas de indiferencia, el vicio de la droga, el maltrato a su dignidad y en muchos lugares las prebendas e intereses que se manejan.

Que triste es ver el rostro de la angustia, de la tristeza, de la mirada perdida en muchos de ellos y especialmente de aquellos que han sido olvidados por sus familias.
Señor, sólo quiero pedirte una cosa. “No los dejes Señor a la deriva de su propia desgracias… Ellos son el hijo pródigo que quieren regresar a su casa paterna, Tú los acoges Señor, bendícelos, ellos están cerca de Ti oh Dios, ayúdalos y toca el corazón de los guardias, directivas, personal administrativo, amigos y benefactores, para que día a día, comprendan sus necesidades y mengüen sus sufrimientos.

Gracias Señor, por el don de la libertad, bendice a todos mis amigos, hermanos, familiares y conocidos. Bendice a todos los jóvenes y haz que comprendan, que el don más sagrado que Dios nos ha dado, después del milagro de la vida, es la libertad.

Bendita libertad. En su nombre se han cometido muchos abusos y se ha maltratado a muchos hermanos.
Bendita libertad para poder contemplar tu obra de la creación y contemplar tu presencia en cada instante de la vida.

Bendita libertad, que nos da la posibilidad de compartir sin la amenaza del más fuerte, o la espada del más valiente.
Te imploro por los que están privados de la libertad debido al maldito secuestro, haz Señor, que el acuerdo humanitario, sea una bendición y un compromiso de la voluntad de las partes.

Luchemos por hacer cada día de la libertad, un servicio en la responsabilidad y la justicia, Amén.